La próstata es un órgano sexual masculino localizado en la base de la vejiga de la orina, rodeando a la primera porción de la uretra. La uretra es el conducto que comunica la vejiga con el exterior. La función primordial de la próstata es producir el líquido seminal, que transporta los espermatozoides. Además, la próstata produce sustancias de defensa contra las infecciones urinarias. Sin embargo, se puede vivir bastante bien sin próstata (como ocurre, por ejemplo, después de su extirpación quirúrgica). En el hombre joven, la próstata normal tiene el tamaño de una castaña, y tiene un volumen de 15-20 cc.. Sin embargo, con el paso del tiempo se produce un aumento progresivo del tamaño, alcanzando habitualmente tamaños de 30 -100 cc. (La próstata más grande operada en el Instituto pesó 1 Kg, pero no es lo habitual). Este crecimiento relacionado con la edad se conoce como hiperplasia benigna de próstata (HBP) o crecimiento benigno y ocurre en todos los hombres. En muchos de ellos el crecimiento de la próstata es lo suficientemente grande como para obstruir la uretra y producir dificultad para orinar. Los síntomas del crecimiento benigno suelen ser, entre otros, la disminución de la fuerza del chorro y la necesidad de orinar con mayor frecuencia, especialmente por la noche.
Otra enfermedad originada en la próstata es el cáncer. Su incidencia aumenta con la edad (se dice que si todos los hombres vivieran el tiempo suficiente, todos acabarían desarrollando un cáncer de próstata) y, a diferencia de la HBP, suele dar pocos síntomas. Cuando aparecen síntomas ocasionados por el cáncer suele ser demasiado tarde para curarlo, por ello hoy en día se practican programas de detección precoz. En ocasiones la próstata puede verse afectada por infecciones o prostatitis agudas o crónicas, bastante frecuentes incluso en gente más joven, y muy molestas.
¿Qué es el cáncer de próstata?El cáncer de próstata es un tumor maligno (canceroso) que se forma cuando se malignizan las células de la glándula prostática. Es un tumor de crecimiento muy lento que crece en el interior de la próstata durante muchos años sin producir síntomas ni signos detectables. Actualmente se considera que mientras está localizado en el interior de la glándula prostática se puede curar. A medida que el cáncer avanza, puede salir de los límites de la próstata y diseminarse hacia los tejidos circundantes (diseminación local), o bien producir metástasis (diseminación a distancia) a otras áreas del cuerpo, como los huesos, los pulmones o el hígado. Por lo tanto, los síntomas y los signos del cáncer de próstata se suelen presentar de forma tardía, cuando se ha producido la diseminación y el cáncer ya no es curable.
¿Qué importancia tiene?
Es el tumor maligno más frecuente en los hombres y la segunda causa de muerte después del cáncer de pulmón. Por lo tanto, la mayoría de los expertos recomiendan que todos los hombres realicen revisiones urológicas anuales a partir de los 40 años, especialmente si tienen antecedentes de la enfermedad en la familia. En estas revisiones, se puede detectar el cáncer mediante la determinación del antígeno prostático específico en sangre, que avisa de forma precoz de la posibilidad de que exista cáncer en la próstata. Si se detecta a tiempo, es posible administrar un tratamiento curativo.
¿Cuál es su causa?
La causa del cáncer de próstata se desconoce, pero se sabe que no se relaciona con la hiperplasia benigna de próstata (HBP). Los factores que predisponen a padecer un cáncer de próstata son la edad avanzada, la herencia genética, las influencias hormonales y el contacto con factores ambientales como determinadas toxinas, sustancias químicas y ciertos productos industriales. Las posibilidades de tener un cáncer en la próstata aumentan con la edad. Es raro antes de los 40 años y muy frecuente en hombres mayores de 80, de hecho algunos estudios han sugerido que el 50 % - 80 % de los hombres mayores de 80 años tienen un cáncer en su próstata. La testosterona es la hormona masculina que se produce en los testículos. Estimula directamente el crecimiento del tejido prostático normal y también el de las células del cáncer de próstata. Por lo tanto, no es sorprendente que se le asigne un papel importante en el desarrollo y el crecimiento de este cáncer. Lo importante de este hecho es que si se disminuyen los niveles de testosterona (mediante tratamiento médico, o quirúrgicamente, extirpando el tejido productor de testosterona de los testículos) se inhibe el crecimiento del cáncer de próstata.
Existen factores ambientales, como fumar cigarrillos y las dietas con elevado contenido en grasas saturadas que parecen aumentar el riesgo de padecer un cáncer de próstata.
¿Qué síntomas produce?Inicialmente, el cáncer de próstata no suele producir síntomas durante muchos años. De hecho, estos cánceres se detectan frecuentemente por un análisis de sangre anormal (elevación del antígeno prostático específico o PSA) o porque el médico palpe un nódulo duro en la glándula prostática al realizar un tacto rectal. A medida que el cáncer crece y comprime la uretra, el flujo de la orina disminuye y la micción se hace más difícil. Los pacientes también pueden notar dolor o quemazón al orinar y observar la presencia de sangre en la orina. En ocasiones un cáncer de próstata puede bloquear la uretra por completo y producir una retención aguda de orina, muy dolorosa.
En los estados más avanzados, el cáncer de próstata puede diseminarse localmente infiltrando el tejido circundante o los ganglios linfáticos cercanos, los ganglios pélvicos. El cáncer puede además diseminarse a través de la sangre a otras áreas del cuerpo. El cáncer de próstata suele producir metástasis en la columna o los huesos e la pelvis, provocando dolor de espalda o dolor pélvico. El cáncer podrá diseminarse además al hígado y los pulmones. Cuando las metástasis llegan al hígado, se puede producir dolor abdominal e ictericia, un color amarillento de la piel. Las metástasis pulmonares pueden producir dolor torácico y tos.
¿Se puede diagnosticar el cáncer de próstata cuando todavía se puede curar?Las pruebas de cribaje o diagnóstico precoz se realizan a intervalos regulares para detectar una enfermedad, como en este caso el cáncer de próstata, en un estadio inicial, cuando todavía es potencialmente curable. Si la prueba de cribaje es normal, se considera que la enfermedad no está presente. Si es anormal, se sospecha la presencia del cáncer de próstata y se realizan estudios adicionales para confirmar la sospecha, es decir, para establecer el diagnóstico. Se puede sospechar la presencia de un cáncer de próstata debido a la anormalidad de una de las dos pruebas de cribaje que se utilizan para detectar el cáncer de próstata. Estas pruebas son el tacto rectal y un análisis de sangre llamado antígeno prostático específico (PSA, prostate specific antigen).
En el tacto rectal el medico explora mediante palpación digital la glándula prostática introduciendo su dedo índice en el recto, para detectar anomalías. Si detecta un bulto, irregularidades, o zonas duras en la superficie de la glándula, se sospecha la presencia de un cáncer de próstata. Por eso recomendamos realizar un tacto rectal anual en los hombres mayores de 40 años.
El PSA es un análisis de sangre sencillo, reproducible y exacto. Se utiliza para detectar una proteína, el antígeno prostático específico, que se libera desde la próstata a la sangre y se produce exclusivamente en esta glándula. Las concentraciones de PSA aumentan en las personas con cáncer de próstata y por lo tanto sirve como prueba de cribaje del cáncer de próstata. Nosotros recomendamos la realización de un PSA anual en los hombres a partir de los 50 años. Los hombres con mayor riesgo de cáncer de próstata (por tener familiares de primer grado, padres o hermanos con cáncer de próstata) deberán realizarlo antes, a los 40 años.
Normalmente se considera que un valor en sangre de PSA por debajo de 4 nanogramos por mililitro es normal. Los resultados entre 4 y 10 se consideran sospechosos, y se interpretan según el contexto de la edad del paciente, sus síntomas, la historia familiar y los cambios experimentados en la concentración de PSA a lo largo del tiempo. Los resultados por encima de 10 se consideran anormales, existiendo gran probabilidad de que se detecte un cáncer. Cuanto mayor es el valor de PSA mayor es la probabilidad de cáncer de próstata. Además, el valor suele aumentar aún más cuando el cáncer ha progresado fuera de la próstata o ha producido metástasis a distancia. Los valores muy altos, de 30, 40 o mayores sugieren la posibilidad de que se haya producido la diseminación metastática.
¿Qué son los falsos positivos del PSA?
Los aumentos de PSA falsamente positivos están provocados por otras enfermedades originadas en la próstata. (el PSA solo se produce en la próstata, por lo que los aumentos de PSA indican que algo ocurre en la próstata, pero no siempre indican la presencia de cáncer). La hiperplasia benigna de próstata (HBP) y la infección o inflamación de la próstata (prostatitis) por cualquier causa pueden producir aumentos de PSA. La eyaculación o el tacto rectal pueden aumentar el valor de PSA si se han realizado 48 horas antes de la determinación en el laboratorio de la concentración del PSA. Las elevaciones falsamente positivas suelen estar en el rango comprendido entre 4 y 10 ng/mL, pero pueden alcanzar valores de 25 o 30, especialmente cuando se produce una inflamación prostática o prostatitis. Las enfermedades o infecciones que no afectan a la próstata, los alimentos, el tabaco o el alcohol no producen elevaciones falsamente positivas de PSA.
La sensibilidad del PSA (la capacidad de la determinación de PSA para diagnosticar el cáncer de próstata) es elevada. La mayoría de los pacientes, aunque no todos, con cáncer de próstata tendrán un nivel de PSA anormal. La especificidad del PSA (la capacidad para excluir otros diagnósticos) es sin embargo baja, ya que otras enfermedades de la próstata pueden producir elevaciones falsamente positivas del PSA.
¿Cómo se le puede sacar más partido al PSA?Existen varias estrategias para intentar mejorar la sensibilidad y la especificidad del PSA. El propósito de estas estrategias es ayudar a evaluar los resultados obtenidos al determinar el PSA y mejorar la predicción de la presencia o no de cáncer de próstata.
Una de estas estrategias es el Índice de PSA libre/total. Este índice se determina dividiendo la cantidad de PSA que circula en la sangre en forma libre entre la cantidad de PSA que circula unido a proteínas de la sangre. En estudios de investigación realizados recientemente se ha observado que el PSA que circula libremente en la sangre tiende a asociarse a la hiperplasia benigna de próstata (HBP), mientras que el PSA que está unido a proteínas tiende a deberse al cáncer de próstata. Por lo tanto un índice de PSA elevado sugiere que se ha producido una elevación falsamente positiva del PSA y va en contra del diagnóstico del cáncer de próstata. Por el contrario, un PSA elevado con un índice de PSA bajo sugiere la presencia del cáncer de próstata. Otra estrategia basada en una modificación reciente de la prueba del PSA está basada en la observación de que a medida que los hombres envejecen, la cantidad de PSA en la sangre puede elevarse de forma normal, sin que haya un cáncer de próstata. Por lo tanto, se utilizan unas tablas de valores normales de PSA específicos para cada edad. Por ejemplo, un valor de PSA de 4,5 es anormal a los 40 años, pero puede ser normal a los 70.
Otra estrategia para mejorar los datos que proporciona el PSA es la velocidad o la pendiente de PSA. La velocidad se calcula como la tasa de cambio del PSA al repetir su determinación con el paso del tiempo. Cuanto más rápidamente se produzca el aumento de PSA, más probable es que exista un cáncer de próstata. Cuando menos rápido es el aumento, menor es la probabilidad de que haya un cáncer de próstata. ¿Cómo se diagnostica el cáncer de próstata? El cáncer de próstata se diagnostica evaluando la presencia de células malignas en una muestra de tejido prostático. Si al realizar un tacto rectal de la próstata se sospecha la presencia de un cáncer, se recomienda la realización de una biopsia de próstata. La biopsia se realiza a través del recto, por eso se conoce como biopsia transrectal. Habitualmente se guía la aguja de biopsia utilizando un aparato de ecografía. Se utiliza una aguja especial que se dispara a gran velocidad dentro y fuera del tejido prostático con una pistola de resorte. La aguja está diseñada para obtener un cilindro de tejido prostático. El patólogo examina el tejido al microscopio en busca de signos de cáncer en el tejido.
Cuando se diagnostica un cáncer de próstata en el espécimen de la biopsia, el patólogo estudia las características del tejido canceroso y decide el grado de Gleason del tumor, que se basa en ciertas características microscópicas del tejido que reflejan la agresividad del tumor. Este grado de Gleason se refleja en forma de la suma de dos puntuaciones que oscilan de 1 a 5 (por ejemplo, suma de Gleason 3 + 4 = 7) Las sumas totales de 2 a 4 se consideran bajas, indicando que se trata de tumor de crecimiento lento, de 5 a 6 se consideran intermedias, representando el grado intermedio de agresividad. Las sumas de 7 a 10 se consideran elevadas y suelen indicar que el tumor es agresivo, y de mal pronóstico.
La suma de Gleason puede ser de utilidad para ayudar a decidir qué tratamiento aplicar. La principal aplicación de la suma de Gleason es la predicción del riesgo de muerte por cáncer de próstata. En estudios recientes, se ha observado que los hombres con sumas de Gleason de 2 a 4 tienen un riesgo bajo (de 4 a 7 %) de morir por el cáncer de próstata en los siguientes 15 años, mientras que los hombres con sumas de 8 a 10 tienen un riesgo muy elevado (60 a 87 %) de morir por el cáncer de próstata en el período de 15 años.
¿Qué es el estadiaje del cáncer y cómo se hace?
El estadiaje de un cáncer sirve para determinar la extensión de la enfermedad. Cuando se diagnostica un cáncer de próstata en una biopsia, se realizan pruebas adicionales para evaluar si el cáncer se ha extendido más allá de la glándula. Para realizar esta evaluación, es posible que se realicen biopsias de los órganos cercanos a la próstata, como la vejiga o los ganglios linfáticos de la pelvis. Además, se realizan pruebas de diagnóstico por la imagen. Por ejemplo, la gammagrafía ósea sirve para saber si existe diseminación del tumor a los huesos. Adicionalmente, la tomografía axial computerizada o TAC, y la resonancia magnética nuclear (RMN) pueden determinar si el cáncer se ha diseminado a tejidos u órganos adyacentes como la vejiga o el recto o a otras partes del cuerpo como el hígado o los pulmones.
En resumen, nosotros realizamos el estadiaje del cáncer de próstata basándonos en los resultados de la biopsia de próstata, posiblemente en otras biopsias y en estudios de diagnóstico por la imagen. Al realizar el estadiaje de un cáncer, asignamos un código de letras y números al cáncer, que intentan definir el volumen y la cantidad de tumor y la diseminación del cáncer. El estadio del cáncer de próstata, por lo tanto, ayuda a predecir el curso esperado de la enfermedad y a determinar el tratamiento idóneo para cada paciente.
El sistema de estadiaje utilizado en el Instituto de Cirugía Urológica Avanzada y en los mejores centros del mundo es la clasificación TNM (T de tumor, N de nódulos linfáticos y M de metástasis). En este sistema T1 y T2 definen los tumores localizados en el interior de la glándula prostática, T3 define los tumores que afectan a la cápsula prostática y T4 los tumores que se introducen en los tejidos circundantes. N0 es la ausencia de metástasis a ganglios linfáticos y N1 la afectación de los ganglios cercanos (pélvicos), M0 es la ausencia de metástasis a distancia y M1 la presencia de metástasis, por ejemplo en hueso, hígado o pulmones.
¿Cuales son las opciones de tratamiento del cáncer de próstata?La decisión sobre el tratamiento apropiado puede ser difícil, en parte debido a que las opciones de tratamiento actuales son mucho mejores que las que existían hace diez años, pero también porque no disponemos de datos fiables suficientes para tomar las decisiones con el grado de certeza que desearíamos. Se están realizando ensayos clínicos científicos, a largo plazo, para comparar las ventajas y desventajas de las diferentes opciones de tratamiento disponibles.
Para decidir cuál es el mejor tratamiento para un paciente individual, los médicos clasifican los cánceres de próstata como localizados (que permanecen en el interior de la próstata), localmente avanzados (un tumor que ha sobrepasado la próstata pero no ha producido metástasis detectables) o metastático (se ha diseminado afectando a órganos distantes). Las opciones de tratamiento del cáncer de próstata localizado o localmente avanzado son habitualmente
la criocirugía, la cirugía abierta o laparoscópica, la
radioterapia externa o intersticial (
braquiterapia), el tratamiento hormonal o combinaciones de los anteriores. Las opciones de tratamiento para el cáncer de próstata con metástasis, que desdichadamente es incurable en el momento actual, son el tratamiento hormonal, la
orquidectomía subalbugínea y la
quimioterapia. Estos tratamientos son paliativos, es decir, intentan retardar el crecimiento del tumor y mejorar los síntomas del paciente, y en ocasiones se consiguen supervivencias muy prolongadas.
Otros factores que se tienen en consideración para escoger el tratamiento son la edad, la salud general del paciente y sus preferencias, además de la suma de Gleason y el estado del cáncer. Los resultados del PSA también pueden ayudar a decidir sobre el tratamiento idóneo, ya que un PSA ligeramente elevado, suele sugerir que el cáncer está localizado a la glándula, pero si está muy elevado, sugiere que es posible que existan metástasis microscópicas o establecidas.
También deberían hacerse determinaciones de PSA de forma periódica después del tratamiento para poder evaluar los resultados del tratamiento. Por ejemplo, un aumento de PSA sugiere que se ha producido un crecimiento o diseminación del cáncer, a pesar del tratamiento. Sin embargo, una disminución del PSA sugiere que ha habido mejoría. De hecho, un PSA de 0 tras el tratamiento puede indicar la curación o el control completo del cáncer.
¿Cuáles son los síntomas que produce el crecimiento benigno de la próstata?
Muchos hombres cuya próstata ha aumentado de tamaño no presentan síntomas molestos. Sin embargo el síntoma más común, entre los que sí padecen algún síntoma, es tener problemas para orinar.
Marque con una ( X ) los síntomas que usted presenta:
- Siento que no puedo vaciar totalmente mi vejiga cuando orino.
- Orino frecuentemente.
- Cuando orino, el flujo empieza y se detiene varias veces.
- Siento una necesidad urgente de orinar, que es difícil de aguantar.
- Mi flujo de orina es muy débil.
- Para empezar a orinar, tengo que hacer mucho esfuerzo y empujar.
- Durante la noche, me despierto con la necesidad de orinar.
¿Cuál es la causa de los síntomas?
Conforme crece la próstata, ésta presiona el tubo de la uretra, estrangulándolo o haciéndolo más estrecho. Este estrechamiento de la uretra es lo que dificulta el vaciado de la vejiga de la orina y hace difícil orinar. A veces este mismo crecimiento de la próstata también puede causar infección o sangrado.
Durante las primeras etapas del crecimiento de la próstata el paciente puede orinar mediante un mayor esfuerzo del músculo de la vejiga, empujando la orina a través del tubo estrecho de la uretra. Pero conforme progresa el crecimiento, el músculo de la vejiga se va haciendo más fuerte, grueso y sensible. Esto es lo que causa la sensación urgente de tener que orinar.
En algunos casos, el paciente puede tener problemas al tratar de empujar la orina a través de la uretra, de tal forma que no puede vaciar completamente su vejiga. En algunos otros casos, el paciente repentinamente no puede orinar (este problema se conoce como retención aguda de orina y necesita de ayuda médica). Si el problema avanza y los síntomas son cada vez más frecuentes e intensos, algunos de los pacientes pueden presentar problemas de la vejiga o del riñón o de ambos; debido a esta dificultad de vaciamiento de la vejiga de la orina.
En los casos en que se presenta infección del sistema urinario, el paciente puede sentir sensación de ardor y dolor al orinar. (El sistema urinario es el que elimina la orina y está formado por los riñones, los uréteres, la vejiga y la uretra [vea el dibujo]).
¿Cuándo debe visitar al médico?
Si tiene cualquier síntoma que le causa molestias, debe visitar al médico para que determine cuál es el problema, ya sea el crecimiento de la próstata o alguna otra enfermedad. Si se confirma que usted tiene un crecimiento benigno de la próstata, el médico también podrá determinar si ésta le ha causado otros problemas de salud sobre el resto del sistema urinario (vejiga, uréteres y riñones).
¿Cómo se diagnostica el crecimiento de la próstata?
Para diagnosticarle, el médico probablemente hará lo siguiente:
Le hará preguntas sobre sus síntomas; estas preguntas son importantes ya que le ayudarán a decidir si su problema es leve, moderado o severo.
Le preguntará sobre sus antecedentes médicos. Hablarán sobre otros problemas de salud que usted haya padecido. Le examinará la próstata. Usando un guante con lubricación, palpará su próstata a través del ano y recto. ( elegir bien al médico, debe tener lo dedos grandes).
Le hará un examen físico general, para poder conocer si existe algún otro problema de salud que le esté provocando los problemas. Revisará y analizará su orina, para determinar si ésta tiene sangre u otras señales de infección (este examen se conoce como examen de orina).
Le hará un examen de sangre, para determinar si el problema de la próstata ha llegado a afectar a sus riñones. Probablemente el médico también le recomendará un análisis de sangre para asegurarse de que no se trata de cáncer de próstata.
Estos exámenes no son molestos ni costosos y ayudan a confirmar si usted tiene crecimiento de la próstata y los problemas que le ha podido causar en su propio cuerpo. Sin embargo, si no recibe tratamiento ahora, estos exámenes no pueden predecir si el crecimiento de la próstata le provocará otros problemas en el futuro.
Su médico también le recomendará otros exámenes para conocer si la condición ha afectado a su vejiga o a sus riñones. Estos exámenes pueden ser de ayuda para algunos pacientes, pero no para todos:
La prueba de flujo de la orina mide la rapidez y cantidad de orina que pasa por la uretra y determina el grado de bloqueo que produce el crecimiento de la próstata.
La prueba de residuo de orina mide la cantidad de orina que queda en la vejiga después que el paciente ha orinado y determina la repercusión del estrangulamiento de la próstata sobre la vejiga. Existen varios métodos para realizar esta prueba y usted y su médico deben hablar sobre el método más adecuado en su caso.
Las pruebas de presión y flujo ayudan a determinar la presión que ejerce en su vejiga mientras orina. Algunos médicos piensan que éste es el mejor método para determinar el grado de bloqueo. Estas pruebas ayudan a clarificar los resultados de otros exámenes; o si el médico piensa que el paciente probablemente tenga problemas de la vejiga.
Para realizar esta prueba, se introduce un pequeño tubo o catéter a través del pene y la uretra hasta la vejiga. Puede causar un poco de molestia y en algunos pacientes puede causar una infección urinaria. El examen de antígeno específico de próstata es un examen de la sangre que ayuda a descartar o a detectar el cáncer de próstata. Como se ha dicho, el crecimiento de la próstata no causa el cáncer, pero algunos hombres que la tienen, pueden padecer de cáncer al mismo tiempo. Este examen de sangre no siempre es certero y a veces puede indicar equivocadamente que un paciente tiene cáncer. A veces también puede indicar equivocadamente que un paciente que padece de cáncer no lo tiene. No todos los médicos están de acuerdo en que el recibir el examen de antígeno específico reduzca la probabilidad de que un paciente muera de cáncer de próstata. Cada caso es diferente, así que usted debe hablar directamente con su médico.
Probablemente su médico le recomendará otros exámenes tales como rayos-x, cistoscopia o ultrasonido. Muchos pacientes no necesitan hacerse estos exámenes que son costosos y con frecuencia inútiles. Los rayos-x y la cistoscopia pueden causar problemas en algunos pacientes. Sin embargo, pueden ayudar a diagnosticar algunos problemas relacionados con el crecimiento de la próstata y ayudar a pacientes que tienen problemas tales como sangre en la orina.
La cistoscopia le permite al médico mirar directamente dentro de la próstata y la vejiga. Si su médico y usted deciden que es necesaria una cirugía, este procedimiento permite decidir el tipo de operación más adecuada en su caso. Durante el examen se introduce un tubo a través del pene y la uretra hasta la vejiga. Algunos pacientes tienen molestias durante y después del examen.
Algunos pueden presentar infecciones urinarias o sangre en la orina y algunos pueden dejar de orinar por un corto período de tiempo después del examen. Un examen de rayos-x conocido como urografía endovenosa o urograma permite que el médico vea el bloqueo en el conducto urinario. Este examen consiste en inyectar una sustancia de contraste (tinte) en las venas, para que posteriormente este líquido de contraste se vaya eliminando a través del sistema urinario en las radiografías. Algunos pacientes son alérgicos a estas sustancias.
El ultrasonido permite que el médico vea la próstata, los riñones y la vejiga sin necesidad de usar un catéter o los rayos-x. Este examen se realiza a través de un instrumento que se coloca sobre la piel y envía ondas de sonido (ultrasonido) hacia el cuerpo. Los ecos producen imágenes de televisión de la próstata, los riñones o la vejiga. Este examen no causa molestias ni daño. Para producir una mejor imagen de la próstata, se introduce un instrumento especial en el recto. Esto último se hace cuando el médico sospecha que existe cáncer de próstata.
¿Cuándo es apropiado dar tratamiento?
Solamente es necesario dar tratamiento cuando:
- Los síntomas son lo suficientemente severos para causarle molestias.
Si el crecimiento de la próstata ha afectado seriamente el sistema urinario.
- Tener la próstata de mayor tamaño del normal no es razón suficiente para recibir tratamiento. Es posible que su próstata no crezca más de lo que ya lo está y que sus síntomas no empeoren.
Hágase las siguientes preguntas en cuanto a sus síntomas:
¿Le impiden realizar actividades que usted disfruta, como acudir a celebraciones deportivas o practicar algún deporte?
¿Realizaría más actividades si no tuviera los síntomas?
¿Quiere que le den tratamiento ahora mismo?
¿Está dispuesto a correr algunos riesgos para su salud con tal de mejorarse de los síntomas?
¿Sabe cuáles son esos riesgos?
Las respuestas a las preguntas anteriores le pueden ayudar a elegir el tratamiento más adecuado a su caso.
Los pacientes bien informados toman mejores decisiones.
¿Cuáles son las opciones de tratamiento?
Actualmente existen cinco tratamientos para el agrandamiento de la próstata:
Esperar sin dar tratamiento, sólo bajo observación médica.
Tratamiento con un medicamento conocido como "bloqueador alfa".
Tratamiento con un medicamento conocido como "finasteride".
Dilatación con el uso de un globo (balón).
Cirugía (una operación).
La cirugía es el mejor tratamiento para aliviar sus síntomas al orinar, pero al mismo tiempo tiene más riesgos que los demás tratamientos. Usted puede elegir entre varios tratamientos y debe optar por la cirugía sólo cuando sufra implicaciones serias debidas al crecimiento de su próstata que hagan necesaria la operación. El tipo de tratamiento que elija dependerá de en qué medida le molestan los síntomas. Su decisión también dependerá del riesgo que está dispuesto a correr para aliviarse de ellos. Usted y su médico elegirán la mejor opción para su caso.
Observación médica, sin tratamiento:
Si no presenta síntomas molestos, usted y su médico probablemente decidirán esperar sin dar tratamiento, es decir que no tomará ningún medicamento ni le harán ninguna operación. Lo que le harán será un examen cada año, para determinar si el crecimiento de su próstata ha empeorado o si le causa otros problemas. El médico le preguntará si tiene algún otro problema y probablemente le recomendará algunos otros exámenes médicos para determinar si este problema ha afectado los riñones o la vejiga.
Los problemas serios son poco frecuentes entre los pacientes que deciden no llevar tratamiento. En las ocasiones en que se dan, pueden consistir en: infecciones, sangrado o daño en los riñones y la vejiga. Unos pocos pacientes podrán sufrir retenciones agudas de orina, que consiste en que bruscamente quieren y no pueden orinar. Esta situación necesita ayuda médica.
Algunas de las recomendaciones del médico para controlar los síntomas producidos por el crecimiento de la próstata son que el paciente beba menos líquidos antes de acostarse. También les aconsejan que no tomen medicamentos para el tratamiento de problemas de sinusitis y la congestión nasal sin supervisión médica, ya que estos medicamentos pueden empeorar los problemas de la próstata.
Los síntomas de los pacientes que no reciben tratamiento pueden mantenerse iguales, mejorar o empeorar. Si usted nota que sus problemas empeoran, hable con su médico sobre las alternativas de tratamiento.
Tratamiento con medicamentos "bloqueador alfa"
Los bloqueadores alfa se toman por la boca una o dos veces al día. Estos medicamentos relajan los músculos en la próstata, de tal manera que algunos pacientes notan una mejoría en sus síntomas al orinar. Probablemente el médico le verá con más frecuencia durante las 3 ó 4 primeras semanas para asegurarse de que el tratamiento va bien. El revisará sus síntomas y la dosis del medicamento (cuánto y cuándo lo toma). Después de esto, las visitas serán menos frecuentes, y entonces el médico lo revisará y le dará una receta médica para obtener más medicamento. No existe evidencia de que los medicamentos bloqueadores alfa reduzcan el porcentaje de complicaciones causadas por el crecimiento de la próstata ni la probabilidad de que se tenga que hacer cirugía en el futuro.
Los efectos secundarios incluyen dolores de cabeza, mareos, cansancio o un descenso o bajada de la presión arterial. Debido a que el uso de bloqueadores alfa es reciente, los médicos aún no conocen los riesgos ni los beneficios a largo plazo.
Los bloqueadores alfa incluyen el "doxozosin" ("Cardura"), el "prazosin" ("Minipress"), y el "terazosin" ("Hytrin;").
Tratamiento con el medicamento "finasteride"
El finasteride ("Proscar") es un medicamento que se toma por la boca una vez al día para reducir el tamaño de la próstata. Algunos pacientes notan una mejoría en sus síntomas para orinar. Pueden pasar 6 meses o más antes de que usted note todos los beneficios del medicamento y es necesario que visite a su médico regularmente mientras que lo siga tomando.
Hasta hoy en día no existe evidencia de que el medicamento "finasteride" reduzca el porcentaje de complicaciones causadas por el agrandamiento de la próstata ni la probabilidad de que se tenga que hacer una cirugía en el futuro.
Este es también un tratamiento nuevo, así es que los médicos aún no conocen sus beneficios ni sus riesgos a largo plazo. El finasteride reduce el nivel en sangre del antígeno específico de próstata, de tal manera que los médicos no saben si esto puede afectar los resultados del examen de sangre para detectar el cáncer de próstata.
Los efectos secundarios del finasteride incluyen un menor interés en tener relaciones sexuales, problemas en lograr una erección y problemas para eyacular.
Dilatación con el uso de un globo (balón)
La dilatación se realiza en una sala de operaciones o en la consulta de un médico. Se le da anestesia al paciente (para que no sienta dolor) y el doctor inserta en el pene un catéter (tubo) con un globito desinflado en uno de sus extremos. El catéter se pasa a través del pene y de la uretra hasta la vejiga.
El médico infla el globito que, a su vez, abre y dilata la uretra en el lugar que ésta ha sido presionada por la próstata. Esto ayuda a algunos pacientes a orinar mejor.
El procedimiento puede causar sangrado o infección y algunos pacientes pueden tener dificultades para orinar por un período de tiempo. Si no hay ningún problema, el paciente puede irse a casa el mismo día, pero algunos pacientes se tienen que quedar en el hospital por una noche.
La dilatación es un procedimiento relativamente nuevo y los médicos aún no tiene suficiente experiencia sobre sus beneficios y riesgos a largo plazo. En muchos de los pacientes este tratamiento sólo funciona por un corto período de tiempo.
Cirugía
La cirugía para tratar el crecimiento benigno de la próstata se viene realizando desde hace muchos años, así es que los médicos conocen bastante bien los riesgos y beneficios que presenta. En comparación con los demás tratamientos, la intervención quirúrgica da resultados más rápidos, pero también es más probable que cause problemas serios. Sin embargo, la mayoría de los hombres que se someten a ella no presentan problemas.
El que la próstata crezca de tamaño no necesariamente quiere decir que se necesite de una operación, ya que es posible que ésta no siga creciendo más. Además, la operación para este problema no tiene ninguna repercusión en la probabilidad de que el paciente padezca de cáncer de próstata en el futuro.
La cirugía se recomienda en casi todos los casos en que los pacientes tienen los siguientes síntomas:
- No pueden orinar.
- Bloqueo y acumulación de orina que llega hasta los riñones y los daña.
Infecciones urinarias frecuentes.
Sangrado severo a través de la uretra (causado por el crecimiento de la
próstata).
- Cálculos (piedras) en la vejiga.
Si usted no padece de estos problemas serios, pero no obstante siente molestias causadas por el crecimiento de la próstata, probablemente considerará la posibilidad de la cirugía.
- Existen tres tipos de cirugía:
Resección transuretral de la próstata.
Incisión transuretral de la próstata.
- Prostatectomía (una operación a través del abdomen).
La operación de resección transuretral es la más común y se ha comprobado que es eficaz en el tratamiento del crecimiento de la próstata. El paciente mejora cuando la operación reduce la presión de la próstata en la uretra.
Después de anestesiar al paciente, sin tener que cortar la piel, el médico introduce un instrumento especial a través del pene y hasta la uretra. Con este instrumento, el médico saca parte de la próstata.
Después de efectuado este tipo de cirugía, el paciente ha de usar una sonda para drenar la orina durante 2 ó 3 días y probablemente tendrá que quedarse en el hospital ese período de tiempo. La mayoría de los pacientes notan una pronta mejoría después de la cirugía y permanecen bien por muchos años.
La operación de incisión transuretral se puede recomendar cuando la próstata no ha crecido demasiado. En esta cirugía no se saca ningún tejido. Se introduce un instrumento a través de la uretra y se realizan dos pequeños cortes en la próstata. Estos cortes reducen la presión que ésta está ejerciendo sobre la uretra y ayudan a que el paciente pueda orinar. En ciertos casos esta cirugía presenta menores riesgos que la anterior.
La prostatectomía se usa cuando la próstata está muy crecida. Se realiza una incisión en la parte baja del abdomen del paciente y se saca parte del interior de la próstata. Este tipo de cirugía mejora los síntomas de el agrandamiento de próstata
en la mayoría de los pacientes, pero algunos síntomas pueden persistir. Por ejemplo, los músculos de la vejiga pueden quedar débiles después de la operación y esto quiere decir que el paciente probablemente seguirá teniendo problemas para orinar.
Nuevos tratamientos
Cada año surgen nuevos tratamientos como la cirugía con rayos láser, la cirugía termal con microondas, la férula prostática y nuevos medicamentos. La cirugía de rayos láser presenta los riesgos de cualquier cirugía y los médicos aún no saben si los beneficios y los riesgos de ésta son mayores o menores que los de las cirugías ya conocidas.
Aún no existe información definitiva que podamos incluir en esta publicación sobre estos y otros nuevos tratamientos. Si su médico le recomienda un tratamiento nuevo, pídale que le explique los riesgos y los beneficios de cada uno de ellos, de la misma manera en que se le presentan a continuación sobre los tratamientos ya conocidos.
¿Cuáles son los beneficios y los riesgos?
Cada uno de los tratamientos puede mejorar sus síntomas, pero cada uno de ellos tiene diferentes probabilidades de éxito. Todos los tratamientos, incluyendo la decisión de no dar ninguno, tienen algunos riesgos. Hágale al médico las siguientes preguntas sobre cada uno de los tratamientos:
¿Cuál es la probabilidad de mejorar?
¿En qué medida mejoraré?
¿Cuáles son las probabilidades de que el tratamiento me cause problemas?
¿Por cuánto tiempo funcionará el tratamiento?
A continuación se presentan los beneficios y los riesgos de cada tratamiento para que los pueda consultar con su médico. La Tabla 1 muestra que la probabilidad de que mejoren sus síntomas con la cirugía de resección transuretral, cuando estos síntomas son importantes, es mejor que si decide que no le den tratamiento (sólo observación médica). Sin embargo recuerde que el tratamiento elegido debe estar en relación a la intensidad de los síntomas y que siempre se puede llegar a la cirugía.
Incluso con la resección, sus probabilidades de mejoría no son definitivas. Esto es así porque los médicos no pueden saber las probabilidades exactas de mejoría de cada paciente. Por lo general, los pacientes que presentan la mayor mejoría después del tratamiento son los que tenían los peores síntomas. El éxito de la incisión transuretral y de la prostatectomía es similar al de la resección transuretral.
La Tabla 2 muestra el grado de mejoría de los síntomas con cada uno de los tratamientos. Nuevamente la resección proporciona la mayor mejoría, mientras que la observación médica da la menor.
La Tabla 3 muestra las probabilidades de que se presenten problemas durante el tiempo en que se proporciona el tratamiento o poco después de terminado éste.
En la mayoría de los casos, los tratamientos no ocasionan problemas y aquéllos que se presentan no son serios. Algunos de los problemas serios de la resección transuretral son: enfermedad del corazón, sangrado que requiere una transfusión, o bloqueo del flujo de la orina. Sólo unos pocos de los pacientes que se someten a esta cirugía tienen estos problemas (vea la tabla 1).
Los efectos secundarios más comunes entre los pacientes que toman los medicamentos bloqueadores alfa son los mareos, el cansancio y los dolores de cabeza. El finasteride causa problemas sexuales tales como un menor deseo sexual o problemas para lograr una erección en aproximadamente 5 de cada 100 pacientes.
Con la observación médica sin tratamiento no existe la probabilidad de que se presenten problemas de inmediato, pero el crecimiento mismo de la próstata puede hacer que los síntomas empeoren, o causar otros problemas. Solamente la resección transuretral reduce significativamente este riesgo. Los doctores no saben si los medicamentos bloqueadores alfa, el finasteride, o la dilatación con globo pueden reducir las probabilidades de problemas futuros causados por el agrandamiento de la próstata.
Recibir sólo una cuidadosa observación médica es lo indicado para muchos pacientes.
La Tabla 4 muestra las probabilidades de morir como resultado del tratamiento. Probablemente no hay mayor riesgo de muerte con sólo la observación médica, los medicamentos bloqueadores alfa y el finasteride. No existe información a este respecto en cuanto al uso de la dilatación con globo. La edad media de los pacientes que padecen de crecimiento benigno de la próstata es 67 años. La probabilidad de que una persona de esta edad muera por cualquier razón es de aproximadamente 8 de cada 1,000 en un período de tres meses. Existe una muy pequeña probabilidad de morir dentro de los tres meses siguientes a la operación de resección transuretral (15 de cada 1,000) pacientes. Si usted tiene buena salud general, la probabilidad de morir debido a la cirugía es aún más baja.
Algunos de los tratamientos para el crecimiento de la próstata pueden causar incontinencia urinaria, es decir, orinar cuando usted no lo quiere. Con el tiempo, el mismo crecimiento de la próstata puede ocasionar también este problema.
Los pacientes que reciben tratamiento con bloqueadores alfa, finasteride, o la dilatación con globo también corren el riesgo de tener incontinencia urinaria en el futuro. Raramente, algunos pacientes presentan incontinencia urinaria severa después de recibir tratamiento (vea la Tabla 5).
Aproximadamente entre 7 a 14 pacientes de cada 1,000 tienen este problema después de la operación de resección transuretral. Sólo los pacientes que no reciben tratamiento no presentan este problema. La probabilidad de tener que hacerse una operación en el futuro varía de un tratamiento a otro. Algunos de los pacientes que en un principio eligen sólo la observación médica sin tratamiento, o que usan medicamentos, pueden decidir más tarde que quieren hacerse la cirugía para aliviar los síntomas molestos. Algunas veces, los pacientes que ya se han hecho una operación, necesitan otra más porque la próstata vuelve a crecer. Otra razón es que el tejido de cicatrización de la primera cirugía bloquee el conducto urinario.
En el transcurso de los primeros 8 años después de la operación de resección, entre 5 a 15 pacientes de cada 100 necesitarán otra cirugía. Los médicos no están seguros de que el uso de los tratamientos con bloqueadores alfa, finasteride o la dilatación con globo reduzcan la probabilidad de que los pacientes necesiten la cirugía en el futuro.
La Tabla 6 muestra la posibilidad de sufrir de impotencia sexual (no poder tener una erección) debido al tratamiento para el agrandamiento de la próstata. Aproximadamente 2 de cada 100 hombres a partir de los 67 años de edad en adelante, se vuelven impotentes, aunque no padezcan de la próstata y, por lo tanto, no reciban ningún tratamiento.
Probablemente no haya mayor riesgo de impotencia entre los pacientes que están sólo bajo observación médica o los que usan los medicamentos bloqueadores alfa. Los que usan el finasteride tienen un riesgo un poco más alto de sufrir de impotencia pero el problema se debe aliviar después de suspender el medicamento. El riesgo para los pacientes que se someten a la dilatación por globo es desconocido, pero probablemente bajo. Finalmente, la probabilidad de impotencia para los pacientes que pasan por la cirugía de resección es de entre 3 a 35 de cada 100 pacientes que deciden operarse.
Para la mayoría de los pacientes que se someten a la operación y tienen un funcionamiento sexual normal, el riesgo probablemente no es más alto que el de los pacientes que no reciben ningún tratamiento.
La Tabla 7 muestra el número de días de incapacidad que es probable tendrá que tener en su trabajo y en su vida normal durante el primer año después de recibir el tratamiento. Esto incluye el tiempo que necesitará para visitar al médico y los servicios en el hospital.
También se puede presentar otro problema conocido como eyaculación inversa. Este problema es común entre los pacientes que han pasado por la operación y raro entre los que toman medicamentos bloqueadores alfa. Lo que sucede con la eyaculación inversa es que, durante el clímax sexual, el semen fluye inversamente hacia la vejiga en vez de salir a través del pene. Los hombres que tienen este problema probablemente no podrán concebir hijos; pero no les afecta en su capacidad de tener una erección y lograr satisfacción sexual y no ocasiona otros problemas. Probablemente deseará hablar más sobre este tema con su médico. La eyaculación inversa se presenta entre unos 40 a 70 pacientes de cada 100 que pasan por la cirugía. En unos 7 de cada 100 pacientes que toman los bloqueadores alfa también se presenta este problema. Los que están sólo bajo observación médica y los que toman el finasteride no presentan el problema, aunque algunos de los que toman este medicamento notan que producen menos semen de lo normal.
Considere cuidadosamente todos los beneficios y los posibles problemas que se derivan de cada uno de los tratamientos.
La tabla 1 presenta los beneficios y posibles riesgos de cada tratamiento. Puede usar esta tabla para comparar los tratamientos. Por ejemplo, tanto los pacientes que toman los bloqueadores alfa como los que pasan por la cirugía de resección tienen problemas, pero algunos de éstos son leves y otros son serios, la tabla le ayudará a compararlos.
¿Cuál es el siguiente paso?
Antes de elegir un tratamiento, hágale a su médico las importantes dos preguntas siguientes:
1.Si mi crecimiento benigno de la próstata no me ocasiona problemas serios, ¿necesitaría de algún otro tratamiento en vez de sólo recibir una cuidadosa observación médica?
2.Si quisiera recibir tratamiento ¿cuál sería el mejor en mi caso, tomando en cuenta los posibles beneficios y riesgos?
No importa lo que decida, consúltelo con su médico. Puede llevar esta publicación con usted para que le ayude. Hágale todas sus preguntas y, junto con él, tome la decisión final.
La información de esta publicación se obtuvo de la Benign Prostatic Hyperplasia: Diagnosis and Treatment. Clinical Practice Guideline. La guía fue desarrollada por un panel de expertos patrocinados por la Agency for Health Care Policy and Research (AHCPR), una agencia del Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos. Existen y se están desarrollando otras guías para pacientes en inglés y en español sobre diversos problemas de la salud.
Versión original de este documento: Agency for Health Care Policy and Research
National Council on Patient Information and Education U.S. Department of Health and Human Services Public Health Service Agency for Health Care Policy and Research AHCPR Publication No. 97-0002 February 1997 Adaptado y revisado por: Servicio del Plan de Salud e Investigación Servicio Canario de Salud
Tabla de comparación: resultados de tratamientos
Probabilidad de mejoría en los
síntomas
Grado de mejoría
Probabilidad de complicaciones o
daño después de la cirugía
Beneficio o riesgo
31-55%
Desconocido,
probablemente menor que con los otros tratamientos
Sólo observación
médica
59-86%
51%
Bloqueadores alfa
Finasteride
54-78%
31%
Dilatación con globo
37-76%
51%
Cirugía de resección
transuretral
75-96%
85%
2-10% (incluye
complicaciones
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